La afición a la jardinería incorpora el gusto por los intercambios o los regalos de plantas. Es muy normal que cuando vas a visitar el jardín de un amigo jardinero salgas de allí con una o varias plantas, y viceversa, porque a todos los aficionados nos encanta tanto que nos las regalen como regalarlas.
Normalmente las plantas que traes o se llevan son plantas pequeñas. Algunas de ellas no se logran, pero otras sí se establecen con éxito en el jardín. Crecen y con el tiempo te recuerdan sitios, personas o historias. Las plantas adquieren así para el jardinero un significado y un valor que va más allá del meramente ornamental, porque son recuerdos cultivados con esmero.
Muchas de mis plantas me traen esos recuerdos: de dónde vinieron, quién me las dio, qué ocurrió en su jardín de origen, para qué sirvieron o sirven aún,.. Los escritos que incluyo a continuación cuentan algunas de sus historias con la intención de que la memoria de personas y hechos perviva en ellas.
EL ÁRBOL QUE QUIERE TOCAR EL CIELO