Lechetrezna » Mrs. Robb´s bonnet»

Hoy 21 de marzo ha dado la bienvenida a la primavera la primera flor de una planta viajera.

Hay que decir que todas las plantas viajan de una manera u otra. Unas son transportadas en forma de semillas por el viento, el agua o los animales y  otras por los humanos al considerarlas útiles. Utilidad que , muchas veces, no consiste en que alguna de sus partes se coma o sirva para la fabricación de algo, si no que es inmaterial ya que apreciamos su belleza o su uso en el jardín.

Este es el caso.

 

 

Mi planta viajera es una lechetrezna perenne con flores de color “ Chartreuse” que los ingleses llaman “ El sombrero de la señora Robb” y los botánicos Euphorbia amygdaloides var. robbiae. 

Sus nombres homenajean a Mary Ann Robb, la botánica y recolectora de plantas de la inglaterra victoriana que la descubrió. Esta “ plantswoman” la encontró en un bosque cercano a Estambul durante un viaje a Turquía en 1891. Allí apreció su valor como planta ornamental tapizante de sombra seca y se la trajo de vuelta a su país metida en una sombrerera.

La lechetrezna , una vez en las islas, empezó a cultivarse y a extenderse dadas su rusticidad y especiales características de cultivo. Con los años, los jardineros ingleses han llegado a considerarla muy valiosa, tanto que en el dos mil quince la concedieron el “ RHS Award of Garden Merit”, el premio a las mejores plantas para el jardín.

Mi primer ejemplar de esta condecorada planta viajera  me la dio  mi amiga Mar , excelente jardinera internacional y apasionada de las plantas,   quien empezó cultivándola en su jardín de Inglaterra. Desde allí la mudó por motivos laborales a un nuevo jardín en Bélgica. Y en un viaje de vuelta a su Asturias natal me la trajo en su «sombrerera»: una furgoneta abarrotada de plantas para su jardín de la costa occidental.

Estoy seguro de que mi planta desciende directamente de aquellos ejemplares que recogió la señora Robb y me gusta imaginar que, en un periplo centenario, mi jardín es una escala en su retorno a la región oriental donde surgió. Sin embargo, lo que yo más aprecio de ella es que me llegó de la mano de Mar y de Ángel, los amigos con los que espero seguir compartiendo aficiones, plantas y buenos ratos.